jueves, 23 de septiembre de 2010

Cayó el Mono Jojoy

En una operación militar resulta abatido uno de los rebeldes más radicales y violentos de las FARC
Víctor Julio Suárez Rojas, alias “Jorge Briceño Suarez” o “Mono Jojoy”, miembro del Secretariado de la guerrilla de las Farc, habría sido dado de baja en un operativo conjunto de la Fuerza Aérea, el Ejército y la Policía en jurisdicción del municipio de La Macarena, en el Meta en Colombia.
Una operación conjunta entre la Policía Nacional, el Ejército Nacional y la Fuerza Aérea habría logrado el nuevo golpe a la guerrilla de las Farc 
Briceño fue abatido en una zona conocida como La Escalera, en la zona de La Macarena, departamento del Meta, durante un bombardeo realizado por la Fuerza Aérea Colombiana.
Como “comandante” militar de las Farc tiene a su cargo 64 frentes, 6 bloques y 14 columnas móviles que integran, al menos, 17 mil hombres en todo el país.
Por su captura, el Gobierno colombiano había ofrecido una recompensa de 2 mil 500 millones de pesos.
El más radical de las FARC
Con 57 años de edad, 60 órdenes de captura y millares de homicidios a su haber, alias “Mono Jojoy”, se vincula al movimiento guerrillero en el año de 1975 y en forma progresiva fue ocupando los cargos de “comandante de escuadra”, compañía y otros hasta llegar a pertenecer al secretariado de las Farc.
Se le responsabiliza del secuestro de personalidades políticas entre ellas el de Ingrid Betancourt,, así mismo al sanguinario ajusticiamiento de los Turbay Cote a escasos kilómetros de la zona de distensión.
El “Mono Jojoy’” es considerado como uno de los rebeldes más radicales del ala militar; impartió la orden de exigir la renuncia a los alcaldes y a centenares de funcionarios de municipios colombianos, “Ajusticiar a quien no renuncie a su cargo en cualquier rincón del país”, fue la advertencia.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Colombia celebra hoy el El Día del Amor y la Amistad


Se celebra hoy el Día del Amor y la Amistad y el hecho de que nuestra sociedad mercantilista lo haya convertido en una fiesta eminentemente comercial, no le quita el noble sentido que tiene, ni lo justo que resulta exaltar unos valores tan importantes y valiosos como estos.

La amistad, el amor, el cariño y el aprecio, son algunos de los sentimientos más nobles que puedan existir en una persona. En medio del individualismo y del egoísmo que se han apoderado de nuestra sociedad y que prácticamente convertido en los regentes de todas las actuaciones de los hombres, resulta valioso y destacable tener cualidades como estas.

La verdad es que pocas veces una persona se encuentra con una amistad desinteresada, o recibe una manifestación de cariño espontánea y nacida al impulso de una relación transparente, o de un amor sincero y  natural. Las más de las veces todas estas expresiones de aprecio son el producto de un interés específico y mezquino, o inspiradas en algo material.

Por eso, nos parece tan oportuno e importante dedicar una fecha, así sea sólo un día en el calendario del año, a exaltar unos sentimientos que están en desuso, que todos los días pierden espacio, espontaneidad y sinceridad, y que son parte vital en las relaciones de los miembros de cualquier comunidad. 

En una sociedad con tantos conflictos individuales y colectivos, donde el individualismo es el factor que impulsa todas las actuaciones de los hombres y donde el respeto por los semejantes no tiene ninguna importancia ni ocupa lugar de preocupación, cualquier esfuerzo que se haga para rescatar el valor de la amistad y del amor merece todo el estímulo y el apoyo de los asociados.    

No importa entonces, que éste día se haya comercializado y convertido, en ocasiones, en una fecha más mercantil que espiritual. Entre otras cosas, porque a quien profesa amor o mantiene una amistad sincera con alguien, nada le quita que lo manifieste con un detalle tangible y material, y a quien cultiva estos sentimientos animado por un interés mundano y mezquino, no le añade nada bueno a su fría relación un regalo o un obsequio puramente comerciales, por más que estos sean muy lujosos o hayan costado mucho dinero.

Nos parece, pues, loable y justo que se haga un alto en el trajín diario para expresar de cualquier manera, espiritual o materialmente, el amor, el cariño, el afecto, o la amistad que se tiene con otra persona y para renovar ese sentimiento sincero y espontáneo que tanta falta hace en un mundo interesado, calculador e hipócrita como en el que estamos viviendo.